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Mecagüen el aicu


Los aicus y la madre que los trujo. No sé cómo fue que vinieron al habla hispana, pero muy bien podían haber seguido hechos ideogramas y pasitos de lagartija entintada, aquí, en español, no pintan nada. Coño. Y es que ni el idioma tiene que ver con el nuestro, ni los nipones piensan de la misma forma; nuestra manera de ser necesita otro tipo de expresión, otro color, otro aire. El aicu vino a las letras hispanas desde el idioma inglés, donde encontró buen acomodo en su pronunciación tan onomatopéyica de las cosas. Pero nosotros hablamos una lengua romance, una lengua hecha al susurro, a la dulzura, a la exposición cognitiva de la imagen. ¿Qué fue de los típicos aleluyas, pareados, tréboles, seguiriyas, coplas, jotas, redondillas, quintillas, serventesios, cuartetas... ¿Vamos a pensar que lo nuestro es malo porque ¡igual lo puedes oír cantado en una copla!? ¡Horror! Hay que ser moderno al precio que sea y dejar lo bueno porque se ha quedado pasado de moda para estar a la onda, a una onda que nos es ajena. No, ahora la gilipollez esa de cinco, siete y cinco sílabas, que en japonés quedará macanudo, pero en español como el culo. Eso sí, no me extraña que triunfe, que arrase, claro... ¿quién no sabe componer un aicu? Un soneto, un romance... caray, pero ¿a quién puedes decirle que ese aicu que ha escrito es malo? ¡Es que tú no entiendes de poesía! -Te dirán. Cualquier tontería tiene patente de corso si uno la disfraza de aicu. (Por cierto, los japoneses tienen un dicho que dice que no hay aicu ni gueisa sin belleza, pero que unos cuestan más dinero que otros. ¿lo pescas?)

Será verdad el amor
cuando pasa tanta gente
de dos en dos.

Por el cielo,
chico el pájaro,
grande el vuelo.
(Isabel Escudero)

Tu calle ya no es tu calle,
que es una calle cualquiera,
camino de cualquier parte.
(Manuel Machado)

Cuando se murió el canario
puse en la jaula un limón.
Soy un caso extraordinario
de imaginación.
(Francisco Vighi)

No la toques más
que así es la rosa.
(J.R. Jiménez)

Sólo después de la boda
advirtió que era otro modo
de seguir estando sola.
(Ezequiel Martínez Estrada)

Lo mejor del carnaval
es que te pones tu rostro
y nadie lo va a notar.
(Mario Benedetti)

Despierto y como no estás
No me suena el mundo a mundo.
Nunca a solas hay compás.
(Jorge Guillén)

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