Prueba Superada 12Enero2005
Cada año me pregunto lo mismo: tendré fuerzas para soportar las fiestas de Navidad en familia?. Obviamente las tengo, claro, las saco de donde puedo, faltaría más. Y, cada año, cuando las fiestas se acaban y cada mochuelo se retira a su olivo correspondiente me repito a mi misma: Prueba superada.
Este año no ha sido distinto, claro. Me ha tocado plantearme de nuevo si tiene sentido esto de organizar la alegría y el amor familiar con fechas concretas. La gente suele resistirse a mis empeños con singular alegría, claro, y, o bien deciden enfadarse muchísimo por todo o bien deprimirse con afán. Y yo, como Sísifo, con mi piedra a cuestas, dale que dale, organizando cenas, comidas, cantos de villancicos, encuentros con amigos y compras de regalos que luego, como es natural, no le gustan a nadie. Como cada año el cuñado ostentoso y nuevo rico nos hizo bajar a la calle después de cenar a ver su coche nuevo...como cada año mi señora madre derramó lágrimas entre ocultas y desveladas por la falta de los que ya no están...como cada año mi hermana bebió demasiado y se puso a decirle a todos lo que pensaba de nosotros, todo lo malo, claro, se ve que bueno no había...como cada año yo me senté a la mesa con ganas de no comer y de meterme en la cama inmediatamente...como cada año me tocó abrir el regalo del frasco de perfume que me da alergia desde que me lo regalaron la primera vez...y, como cada año, pienso si estas fiestas no serán una especie de penitencia que me es impuesta amén, y que con eso cumplo por todas las veces que pueda haber metido la pata, queriendo o sin querer queriendo. Y qué me decís del Fín de año?, de las farragosas rutinas que nos hemos ido imponiendo como auténticos imbéciles que somos. Las uvas, que las odio, doce, oiga, una por segundo. Si no te asfixias con una es que ya empezaste bien el año, está claro. Las bragas rojas, tan elegantes ellas, como de hetaira pobre. El oro en la copa de cava...si no te ahogaste con las uvas ahora es tu oportunidad al tragarte el anillo, aproveha. Guardar el tapón de la primera botella de cava que se abra en el año, curiosa colección de corchos en el cajón del trinchero.
Las lentejas, tan ricas ellas, después de las uvas son...asquerosas, solo se las puede definir así, pero...cómo vamos a dejar de comer lentejas a primero de año para que nos traigan suerte y dinero, los italianos lo hacen, nosotros también. Total, que el fín de año se está convirtiendo en una especie de rito elaboradísimo, pesadísimo y ridiculísimo. Todo esto disfrazado para la ocasión y con unos zapatos de tacón alto, que, siempre, siempre, hacen daño. Comprendereis por lo tanto que, cuando acaben estas dichosas fiestas yo diga con alivio: Prueba superada, oiga, prueba superada.
(sección La vidilla)
Este año no ha sido distinto, claro. Me ha tocado plantearme de nuevo si tiene sentido esto de organizar la alegría y el amor familiar con fechas concretas. La gente suele resistirse a mis empeños con singular alegría, claro, y, o bien deciden enfadarse muchísimo por todo o bien deprimirse con afán. Y yo, como Sísifo, con mi piedra a cuestas, dale que dale, organizando cenas, comidas, cantos de villancicos, encuentros con amigos y compras de regalos que luego, como es natural, no le gustan a nadie. Como cada año el cuñado ostentoso y nuevo rico nos hizo bajar a la calle después de cenar a ver su coche nuevo...como cada año mi señora madre derramó lágrimas entre ocultas y desveladas por la falta de los que ya no están...como cada año mi hermana bebió demasiado y se puso a decirle a todos lo que pensaba de nosotros, todo lo malo, claro, se ve que bueno no había...como cada año yo me senté a la mesa con ganas de no comer y de meterme en la cama inmediatamente...como cada año me tocó abrir el regalo del frasco de perfume que me da alergia desde que me lo regalaron la primera vez...y, como cada año, pienso si estas fiestas no serán una especie de penitencia que me es impuesta amén, y que con eso cumplo por todas las veces que pueda haber metido la pata, queriendo o sin querer queriendo. Y qué me decís del Fín de año?, de las farragosas rutinas que nos hemos ido imponiendo como auténticos imbéciles que somos. Las uvas, que las odio, doce, oiga, una por segundo. Si no te asfixias con una es que ya empezaste bien el año, está claro. Las bragas rojas, tan elegantes ellas, como de hetaira pobre. El oro en la copa de cava...si no te ahogaste con las uvas ahora es tu oportunidad al tragarte el anillo, aproveha. Guardar el tapón de la primera botella de cava que se abra en el año, curiosa colección de corchos en el cajón del trinchero.
Las lentejas, tan ricas ellas, después de las uvas son...asquerosas, solo se las puede definir así, pero...cómo vamos a dejar de comer lentejas a primero de año para que nos traigan suerte y dinero, los italianos lo hacen, nosotros también. Total, que el fín de año se está convirtiendo en una especie de rito elaboradísimo, pesadísimo y ridiculísimo. Todo esto disfrazado para la ocasión y con unos zapatos de tacón alto, que, siempre, siempre, hacen daño. Comprendereis por lo tanto que, cuando acaben estas dichosas fiestas yo diga con alivio: Prueba superada, oiga, prueba superada.
(sección La vidilla)
5 comentarios
clara -
2005.01.13 17:36
maria -
2005.01.13 17:32 email: maria (arroba) radio41ypico.org
Trhyss -
2005.01.12 23:09
Majonei -
2005.01.12 21:39
alucia -
2005.01.12 21:05