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La vidilla

Hay que ver, hay que ver...

Hay que ver, hay que ver... Queridos amigos y amigas en la cosa esta internética: Sabeis que es mi deseo teneros al tanto de las cosas que, según mi criterio tienen una cierta relevancia en mi vida y que además pienso, pueden serviros de ejemplo y útil reflexión en la vuestra propia, y, héte aquí que en este momento concreto de mi vida me hallo ante una difícil encrucijada de ideas que me tienen absolutamente desasosegada. Sé que muchos de vosotros os preguntareis ahora mismo al leerme: ¿Qué le pasa a esta mujer, normalmente tan centrada y tan coherente?,¿Estará indecisa entre teñirse de rubia o seguir haciéndose mechas?, ¿Acaso no acabará de decidirse a poner los garbanzos en remojo para mañana o bien hacer una ensaladilla rusa?, ¿Habrá caido en la incoherencia de comprarse una falda larga y no se habrá comprado los correspondientes pantys a juego?...Sé, amigos y amigas que estas y otras dudas atenazarán vuestro corazón después del inicio de mi articulillo y no es para menos, claro, sé que me intuís en un piélago de dudas, en un marasmo de indecisión, sé que lo intuis, lo sé, lo sé, pero...qué quereis que os diga, en este caso me intuís pesimamente ya que lo que causa mi desorientación, a mis años, oiga, yo desorientada, quién me lo iba a decir, lo que causa mi desorientación, digo, es que no sé si pedir un decreto de excomunión, hacerme mormona, monja budista, empezar a estudiar filosofía sufí, cualquier cosa que exprese ante el mundo mi protesta ante la elección del nuevo Papa de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana a la cual pertenezco. Vamos a ver, vayamos por partes, que dijo Jack el Destripador ante el cadáver de una de sus víctimas, Jackie Hunttintong, una chiquita muy mona pero algo disoluta...vayamos por partes, repito. Ya sé que la institución de la Iglesia no es precisamente lo que podríamos denominar una institución democrática, pero, dadas las actuales circunstancias que provocan mi absoluta desolación he pensado, ya sabeis que yo me crezco en la dificultad, he pensado, digo, proponer al párroco de mi barrio, que, a partir de ahora mismo, a la mayor brevedad posible, se hagan elecciones generales para la elección de un Papa que sustituya al recién nombrado en el Cónclave y que responda a las expectativas de millones y millones de católicos en el mundo mundial, ya que, el que ha salido elegido por los señores cardenales no ha gustado ni un pelín a ninguno de mis conocidos, es más no le ha gustado siquiera a la cajera de mi supermercado, no les digo más. La cosa es seria, se impone no un cisma si no una meditada protesta por parte de la grei católica. Me baso además a que la elección que nos ocupa ha sido un tongo del tamaño del mismo Vaticano y que la cosa estaba amañada de principio y que se ha notado un montón, oiga, seamos serios...No podemos poner como cabeza de la Iglesia a una especie de señorita Rothenmeyer con solideo que seguramente piensa ponernos a todos los católicos a marcar el paso de la oca dentro de nada. Aparte, el cardenal Ratzinger tiene un grave problema a la hora de sonreir durante más de una milésima de segundo, lo cual me parece una pésima señal para el futuro de la institución católica. Alguien que es incapaz de sonreir sin enseñar los colmillos no puede ser el sucesor de Pedro, es un hecho. Como a Dios Nuestro Señor no se le deben pedir señales ni la cosa está para ello, no se deben hacer novenas ni rogativas pidiendo que venga un carro de fuego como antiguamente y que arrebate al presente Pontífice de la faz de la tierra, pero, siguiendo el signo de los tiempos si se puede pasar a la acción directa, organizando una consulta a nivel mundial sobre el posible sustituto, y quién sabe, incluso posible sustituta en el cargo y que no nos haga volver a la Edad Media o lo que es peor a tiempos de la Inquisición, que por otra parte, a más de injusto es molestísimo.
Tengo pensado pues, hablar como os he dicho con el sacerdote encargado de la parroquia y proponerle que, hagamos unas elecciones primarias de manera que, primero se vote dentro de la parroquia, luego de la ciudad, luego de la diócesis y así sucesivamente. Esto es, se postularán unos candidatos que se publicitarán con carteles en la puerta de cada iglesia, el elegido de cada uno de ellos, votará sucesivamente a los candidatos en escala superior, ya se sabe que la Iglesia Católica es muy piramidal, aprovecharemos pues dicha estructura, y, así sucesivamente, llegaremos por delegación a elegir un sustituto que no haga que la mayoría de los bautizados sintamos la tentación de dejar nuestra vida espiritual para mejor momento y olvidarnos de que hay una Fé, una Esperanza y una Caridad. Niego tajantemente, si lo sabré yo que el Espíritu Santo haya inspirado a los cardenales en este caso, teniendo en cuenta que a los cardenales que le eligieron les había elegido primero el cardenal Ratzinger no es difícil intuir que aquí huele a mondas y que ha habido compadrismo, ¿o no?.
Lamento profundamente que, tal y como está el mundo, con la falta que hace la Fé y la oración, se produzca una espantada en masa de los fieles al tenderse sobre nosotros el temor y no el Amor de Dios, la disciplina y no la Caridad, el interés y no la Compasión, la obligación y no la Piedad, la certeza obligatoria y no la Esperanza, la seriedad pacata y no la Alegría de Jesús, las formas y no el Fondo Evangélico, etc, etc, etc.
Ya os contaré que me ha dicho el sacerdote de mi parroquia. Estoy casi segura de que estará de acuerdo y que se pondrá de acuerdo con los otros sacerdotes de la diócesis y que, seguramente en breve, tendremos noticias del anuncio de las Elecciones Democráticas a Pontífice de la Iglesia de Roma.
La Iglesia no puede ir por un lado, que no es propiamente un lado es un salto atrás de siglos y la sociedad por otro, es un hecho. Sostengamos nuestra confianza y preparemos nuestro candidato a primarias.
Me despido de vosotros siempre affma. y segura servidora. Sed buenos y temerosos de Dios.

Buscando la trascendencia

Buscando la trascendencia Queridos amigos y amigas, me dispongo a contaros brevemente una nueva experiencia que, por sus características espirituales, que no espirituosas, puede ser de gran utilidad a todos los catarrinos que tengan a bien dedicarme unos minutos de atención.
Héte aquí que, estando un día oyendo la radio me encontré a mi misma prestando atención a una conversación que iba como sigue: "Hola, bonita, ¿cuál es tu signo del zodiaco?-Aries, Iris, soy Aries. ¿Y qué quieres saber bonita?-Pues...me gustaría saber un poco de todo de cómo ves mi futuro. Huy, no puedo, bonita, que estamos en la radio y solamente da tiempo a una pregunta.-Bueno, pues entonces...mírame el amor".Se percibió a Iris entonces tirando las cartas del tarot y la respuesta fué la siguiente:" Aries, bonita, tú estás casada, ¿no?.-No Iris no estoy casada, por eso precisamente te preguntaba, más que nada para que me digas si me ves alguien al lado. Aries...pues, las cartas me dicen que este año, después de octubre vas a encontrar un hombre que solamente te va a entretener y no va a darte más que disgustos, de manera bonita, que yo de ti me alejaría, me parece que no te conviene nada de nada...pero, espera, espera, que es que en las cartas veo algo...pero...no, no te lo puedo decir por la radio. Mira, Aries, cariño, mejor vienes a mi consulta, pide hora ahora mismo que esto que veo en las cartas es muy serio y conviene que lo veamos en persona.-Iris, no me asustes...¿qué es eso que ves?.-Te digo, bonita, no te lo puedo decir por la radio, mejor vienes a mi consulta directamente, me parece que veo algo tremendamente negativo en tu vida y no va a quedar más remedio que actuar con absoluta diligencia para borrar esas negatividad de tu vida.-Pero, Iris, dijo Aries ya francamente asustada, ¿qué hago mientras acudo a tu consulta?.-Pues...mira, es imprescindible que vengas, pero mientras tanto, colócate un plato con agua encima de la cabeza, le echas unas gotas de aceite y si las gotas se abren es que te han hecho algún yuyu.-Aceite de oliva, supongo, ¿no, Iris?.- Bueno, bonita...casi mejor que fuera aceite de cardamomo mariano que lo vendemos en mi tienda aledaña a mi consulta, o sea, preferible que lo compres cuando vengas a pedir hora, conviene que sea lo antes posible, claro.-Bueno, bueno, iré todo lo deprisa que pueda, no lo dudes, dijo ya casi entre sollozos la inquieta Aries."
Yo me quedé estupefacta ante la conversación en cuestión. Qué poder, qué intuición, qué sabiduría sin límites. Era totalmente preciso que yo conociera a Iris en persona y que ella me ayudara a llevar las riendas de mi vida y de mi porvenir e incluso me previniera de los avatares que me reservara el destino. Decidí por lo tanto llamar al número que había proporcionado Iris para solicitar consulta privada y me dieron cita para el día siguiente, me informaron al hacerlo que gozaba de una gran suerte, ya que se había anulado una visita para esa hora ya que estaban dando citas hasta con seis meses de espera.
Al día siguiente, a la hora convenida, allí estaba una servidora, he de confesar que algo nerviosa pero eso si, esperanzada.
La tienda estaba en pleno centro de la ciudad, en un sitio privilegiado. Vendían toda clase de artículos destinados al esoterismo, la quiromancia, el tarot y toda clase de ciencias ocultas. Tenían además una sección dedicada a los alimentos biológicos de todo tipo y procedencia, amén de un apartado para el feng shui en la decoración del hogar y otro de animales totémicos disecados que era una auténtica joya zoológica. Me sorprendió gratamente descubrir que había una sección de artículos de limpieza esotérica con friegasuelos hechos a partir de resinas del Amazonas, plantas curativas aplicadas a los lavavajillas, sahumerios procedentes del Africa subsahariana, estropajos de auténtica fibra de ombú, bayetas hechas con lienzos procedentes de la túnica del Papa Clemente del Palmar y cientos y cientos de objetos de innegable utilidad.
El despacho de Iris estaba en un cuarto aledaño a la tienda, que se llama, no se me olvide decíroslo, La alegría del ser vivo. Una dependienta de la tienda, que, además es la encargada de llevar los asuntos de la cosa de las citas previas, muy mona ella, con el pelo teñido en un precioso color bermellón, botas blancas altas, falda de esas que llamamos de "pingos", aretes de plástico azul celeste, sombra de ojos verde esmeralda, labios haciendo juego con el color de uñas negro y chicle en la boca me dijo: Pasa, bonita, pasa, que te está esperando Iris, por cierto, antes de pasar...son cien euros, si no te importa me lo pagas ya, ¿no?. Yo pensé que probablemente la chiquita aquella tan cariñosa y tan fina quería ir haciéndome el recibo mientras yo estaba consultando dentro con la vidente y pagué religiosamente los cien euros, los mismos que ella procedió a doblar en dos y meterse en el escote, claro, como hay tantísimo robo ahora en las tiendas...nada mejor que buscar un lugar seguro para tener el dinero.
Iris me esperaba con una sonrisa que denotaba su bonhomía. Nos dimos la mano, me saludó, me invitó a sentarme y me dijo de buenas a primeras: Se te nota a la legua que eres Acuario, bonita. Como una es muy educada por su casa yo no quise llevarle la contraria y asentí con una sonrisa mema en los labios, no es que a mi me molestase lo más mínimo ser Acuario, pero es que una nació en Agosto y para mi que no coincidían mucho las fechas astrológicas. Pasé por alto tan nimio detalle y le dije que sobre todo lo que quería era verme libre de la ansiedad, el estrés, la inquietud, el insomnio, las migrañas y un molesto callo en el dedo meñique del pie izquierdo. Ella, había intuido todo eso y más y así me lo dijo, claro, como era vidente...qué tonta, si lo llego a saber ni la hubiese molestado detallándole mis males, es más, no solamente había intuido eso sino que también había percibido una gastritis crónica, que yo no había reparado en que padecía, es que una es muy despistada, claro, y una tendencia a la ludopatía que tampoco había sido detectada por una servidora que no ha jugado ni al guá de pequeña, pero, que, con toda seguridad estaba esperando agazapada en mi ser interior para salir a la luz y convertirme en un monstruo de los casinos.
En un momento determinado, Iris sacó un péndulo precioso del cajón de su escritorio y me lo puso encima de la cabeza mientras me pedía que guardara silencio y me estuviera quieta. Yo, naturalmente accedí de inmediato quedándome como si me hubieran inyectado escayola en vena y el péndulo comenzó a girar encima de mi persona y ella iba haciendo soniditos con la lengua tipo: tch, tch, tch, que me sobresaltaron bastante. Su cara comenzó a dar visos de gran preocupación, la mia, logicamente también, ella me miró, yo la miré, nos miramos y entonces fué cuando me dejó caer la bomba. "Bonita, te han hecho un mal de ojo", me espetó. Ya lo sabía yo, claro, bueno, ya lo sabía yo...si mi cuñada no podía hacer nada bueno en la vida, si era de esperar, la muy...la muy Anticristo...si tal y como era de malísima lo raro es que yo no hubiera sufrido todavía más avatares en mi existencia, si lo de la lavadora estropeada iba a ser eso, si lo del pescado que me olvidé de meter en el congelador también, y lo de la batería del coche, claro, y lo del recibo de la luz de este mes, no cabía duda, incluso lo de que yo había engordado desde antes de Navidad hasta la fecha 5 kilos de más, claro, qué iba a ser...la Anticristo, seguro.
Presa del pánico y habiéndole detallado mis cuitas, mis problemas, mis frustraciones le dije: "Iris, una solución, quiero". Ella, mirándome profundamente a los ojos contestó: "Para eso estamos, bonita, pero...no va a ser fácil, es cosa de mucha constancia y además no te va a salir barato. Necesitamos para deshacer el yuyu materias de importación que además son escasísimas pero si estás dispuseta a hacer el esfuerzo yo me pongo a tu disposición con todas las fuerzas de mi ciencia y de este don que me ha sido concedido". Naturalmente yo accedí a todo y me puse en sus sabias manos. Se le notaba a la legua que tenía "algo especial", ella se había convertido en mi tabla de salvación, en mi esperanza, no todo estaba perdido, hasta era posible, pensé en un resquicio de luz mental que me desapareciera un molesto lunar que tenía en el muslo y que me afeaba muchísimo cuando me pongo el bañador en Gandía en verano.
No entro en detalles exaustivos acerca de cómo elaboró Iris la estrategia terapeútica que convenía a mi caso, solamente os diré que lo fundamental fué salir con dos talismanes, uno de cuarzo rosa que debía llevar pegado a la piel del cuerpo las veinteycuatro horas del día, otro la bolsita que contenía las cenizas de un chamán indio del siglo XVIII, unas hierbas medicinales de las cuales tenía que tomarme dos litros diarios en infusión hecha en cuarto creciente lunar, unas uvas de la suerte de cristal de roca preciosas para colocar en el recibidor de mi humilde mansión, una planta de romero especialemente traida de las cumbres del Himalaya y que tenía propiedades que no tiene ni mucho menos el romero hispano, dos velas blancas de cera de abeja peruana, dos velas verdes de cera de abeja uruguaya, dos velas rojas de cera de abeja de la Isla de Pascua, un trozo de neumático de rueda de aterrizaje de avión sacado del mismísmo triángulo de las Bermudas, un talismán chino en forma de tortuga que otorga una larga vida, un abanico de sándalo hindú con el que espantaría los malos efluvios y que debía usar cada día en el wáter a la hora de la evacuación intestinal, que se ve es un momento especialmente débil en el que se introducen en nuestro entorno perniciosas influencias negativas, un san Pancracio con el dedo tieso para el despacho de mi marido, para aquello de fomentar el aumento de ingresos económicos, el perejil para dar de comer a san Pancracio, que, naturalmente era de cultivo biológico y nada menos procedente de Haití, carísimo, claro, pero perejil de santo, me dijo, una piedra lunar rarísima que si no se sabía lo que era parecía talmente una piedra vulgar y corriente y que debía introducir en mi boca después de las principales comidas del día, sin tragármela y mantenerla allí dentro durante una hora al comienzo de la digestión y que haría que desapareciera la gastritis crónica que me había sido diagnosticada por aquella sabia mujer y de la cual yo estaba en completa e irresponsable ignorancia, además me vendieron un carrito de la compra monísimo con el signo de Acuario estampado para transportar todos los artículos antes detallados y algunos más que aproveché para comprar con el fín de "limpiar" de malos espíritus mi hogar.
Me queda mucho trabajo por delante ya que como me dijo Iris: "Lo más importante para todo esto es la fé en mi y la constancia en los rituales que te he mandado hacer", de manera que aquí me teneis ocupadísima, metiéndome a san Pancracio en la boca después del desayuno, añadiendo romero a mis cafés, haciendo pediluvios de agua serenada a la luna llena, poniéndome un cuarzo rosado entre los dedos índice y pulgar del pie derecho mientras rezo una oración ritual llena de contenido que dice: Cantito, cantito, quítame el callito.
Iris me ha dicho que vuelva dentro de quince días, que entonces habrá hecho nuevos rituales para librarme de mi mala estrella y que traiga la tarjeta de crédito no vaya a ser que no me llegue con lo del monedero, por lo visto me ha de proveer de sustancias de gran calidad y manifiesta eficacia en estas lides de buscar la paz interior y la felicidad completa.
Os iré contando la evolución de todos mis desvelos y os saludo como siempre, vuestra afectísima, vuestra segura servidora. Que seais buenos y temerosos de Dios.

Un dia cualquiera

Un dia cualquiera Señores, señoras, aquí me tienen de nuevo, tras un breve paréntesis, para comunicarles a ustedes vosotras mis sensaciones y percepiciones de eso que nos rodea y que solemos llamar la vida. Como lo que me rodea a mi no es como para dar saltos de alegría le llamo la vidilla, la Preysler, seguramente, le llamaría la vidorra, claro, pero por desgracia a mi no me ha tocado en esta reencarnación ser la Preysler, pero que conste en acta que en la próxima me lo he pedido yo primero.
Bueno...el ánimo humano es una cosa cambiante, como el tiempo, eso es sabido. Dirán ustedes: anda que vuelve lista la tia esta, ha descubierto el hilo negro. Pues si, señores, me reafirmo, el ánimo humano es cambiante, como los machistas italianos dijeron en su día de la donna, que era movile, como si fuera una moto de esas de poco pelo. Una se levanta por la mañana por aquello de que no puede hacerlo a media tarde, insisto, no soy la Preysler, con la legaña pegada, los pelos de punta, el aliento fétido y la vejiga llena. Se dirige al wáter, se sienta tras despojarse de la ropa que cubre la parte baja del cuerpo de una, se duerme con los ojos abiertos y fijos en los azulejos de enfrente de sus narices y se va desperatando a la vida y piensa: qué malísima que estoy, llamaré a una ambulancia y mientras vienen me acostaré cinco minutitos. Como para llamar a la ambulancia hay que buscar el teléfono y eso es un esfuerzo excesivo en ese momento del día, una, decide tirar para delante con su enfermedad desconocida por la clase médica pero crónica y seguramente terminal y dolorosísima que, de momento, va mejorando con el pasar de los minutos. Una piensa: Si supieran lo malísima que estoy y el esfuerzo titánico que me supone ahora mismo estar de pie...llorarían, seguro. Y una se imagina su propio velatorio, con todos los familiares y amigos llorando ante su ataúd, desolados, diciendo aquello de:fíjate, la pobre y no la hicimos núnca ni caso, y mira que lo venía diciendo desde hace lo menos 64 años. Bueno, una vez cumplido el rito de imaginarse el deceso propio y la reacción de todos sus allegados, una se da cuenta de que ya se le ha vuelto a dormir una pierna por la postura adoptada en el wáter y tras hacerse en la misma una cruz con saliva, (método infalible enseñado por la abuela de una para hacer despertar el miembro), una, digo, se dirige a la cocina mientras enciende un cigarro, la luz, la radio, la vitrocerámica y el rabo de la perra que pasaba en ese momento al lado de una. Como poner una cafetera a esas horas de la madrugada es sumamente costoso, una calienta agua y se mete una bolsa de té en la boca y antes de que se caliente demasiado el agua del cazo se da un buchito, y menea la cabeza, lo que, logicamente, provoca unas bascas espantosas que hacen escupir la bolsa y el buchito de agua en el fregadero aledaño y una vuelve a pensar: lo dicho, esto es crónico y hepático. Como la luz hace que se vayan desarrollando dentro de nuestro cerebro unos neurotransmisores que se llaman endorfinas y una lo ha leido en la hoja parroquial, una, coloca los ojos justo debajo del fluorescente de la cocina para hacer que las dichas sustancias cerebrales vayan aumentando y así, aunque sea precariamente, poder seguir arrastrando la vil existencia que le ha tocado en suerte. Una se dirige de nuevo a su dormitorio, abre la ventana para que se oreen las sábanas, (ya se sabe que no es de gente decente hacer la cama caliente) y se vuelve a ir al baño donde suelta el agua de la ducha para que salga caliente y no ofenda con su temperatura la salud ya débil de por si de una. La gran mayoría de los días una se mete en la ducha completamente desnuda, y digo la mayoría de los días, ya que alguna vez la luz fluorescente no ha cumplido su cometido como debería y confieso que me he pescado a mi misma con una piel rarísima con tacto pijamil lo que ha causado gran inquietud dando lugar a la ansiedad generada por la sensación de que me había convertido en el hombre elefante. No entro en detalles de los distintos rituales empleados en mi higiene diaria, más que nada por recato y maledicencia, ya que no carecen de interés en absoluto, pero eso lo reservo para mi misma y mi parte incógnita, que siempre es seductor tener una parte incógnita,¿no?.
Procedo después al secado y concluido este con éxito más bien regular, me dirijo a lavarme los dientes, momento en el que, oh, me toca enfrentarme a mi propia imagen por primera vez en el día. Aclaro a ustedes que yo me lavo el pelo a diario y que en ese momento del dentiluvio y la imagen espejil tengo exactamente los mismos pelos que si hubiera metido los dedos en el enchufe. Me miro, me espanto, lloro, suplico perdón, me arrodillo y...entonces me doy cuenta de que soy yo la que se refleja en el cuel cristal azogado enfrente mismo de mi y me atuso los pelos, cojo a continuación un peine y me hago la raya igualito que si fuera un niño y me fueran a dar las mieles celestiales de la primera Comunión. Oh momento místico en el que siempre indefectiblemente canto: Qué bonitaaaaa que es mi niñaaaaaaa y tiene tanto salerooooooooo, que le da el agua bendita, ta, ta, ta, un angelito del cieloooooo, un angelito deeeel, sielo. (El segundo cielo me sale muy andaluz y lo hago con s que tiene mucho más "age"). Es el momento de tomar el colutorio para blanquear la piñata dental antiguo pero eficaz y que tiene por nombre Dientelourdes, y que tiene el mismo sabor que las bolas de naftalina que ponía mi abuela en el armario de la ropa de invierno. Provocada la naúsea gracias al colutorio, procedo a cepillarme los dientes agregando al cepillo una pasta llamada Encíasangrantes, que tiene como fín, a más de limpiar, provocar tal enrojecimiento en las encías que por contra los dientes parecen blanquísimos, aunque el que se los lave sea un tigre malayo, que como todo el mundo sabe tienen los dientes más amarillos del mundo. Una vez llevadas a cabo las labores higiénicas procedo a aplicar las cremas cosméticas corporales. Comienzo por una crema anticelulítica, reputadísima, que me cuesta un verdadero riñón y que provoca gracias al efecto calor el rejuvenecimiento milagroso y antimórbido en mis caderas, vientre, estómago, muslos, brazos y orejas. La crema se llama Lucifersealíaconlamujer y provoca unos sofocos dignos de una reunión de Avonllama de menopaúsicas en agosto. Una vez masajeado el cuerpo procedo a untarme una crema para manos, pies y piernas que se llama Pieldeangelconacné y que me deja las zonas más secas de mi cuerpo con el mismo tacto que una torrija de semana santa, o sea, maravillosamente hidratado. Me dirijo entonces al dormitorio, hecho para atrás las sábanas y saco de entre ellas dos libros, una revista, un cd, la estampa de san Judas Tadeo, una bolsa vacía de pistachos, las cáscaras de los pistachos que contenía la bolsa anterior, una botella de colonia de litro, unos calcetines de lana gordísimos que me compré en el Himalaya y que me pongo al meterme en la cama, un bote de vicks vaporoub, un gato disecado y una mantita de franela de cuando nací que me hace mucha compañía. Hago la cama. Cierro la ventana. Me dirijo de nuevo al baño y procedo a pintarme los ojos, ya que, no les he comentado a ustedes que yo, normalmente, por la mañana no tengo ojos y debo repintármelos todos los días para salir a la calle, eso o adscribirme a la once, claro, y en la duda me parece menos molesto aplicar el eyeliner, el rimmel e incluso algo de lápiz marrón que me dé forma a los párpados también desaparecidos durante la noche anterior. Procedo después a elegir la vestimenta que cubrirá mis formas de diosa griega y los zapatos a juego. Me visto, me calzo, cambio las cosas de un bolso a otro más adecuado con la ropa y calzado. Me dirijo de nuevo a la cocina y por el camino me veo en el espejo del pasillo, qué horror, ¿vas a ir así, mari Pili?, no, ni hablar, vuelvo a mi habitación, me cambio completamente de ropa, calzado y bolso y ya presa de los nervios me interno por fín en la cocina donde le doy dos bocados a un kiwi sin pelar, bebo zumo de un envase de mahonesa y me tomo la pastilla de vitaminas de la marca Tirapalanteesclava, y me largo a la calle a la carrera tendida, donde, oh, amigos mios, me esperan nuevas, interesantísimas y maravillosas aventuras que ya tendré ocasión de contarles. Quedo suya affma. Como siempre les recomiendo que sean buenos y temerosos de Dios. Un cordial saludo.