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Buscando la trascendencia

Buscando la trascendencia Queridos amigos y amigas, me dispongo a contaros brevemente una nueva experiencia que, por sus características espirituales, que no espirituosas, puede ser de gran utilidad a todos los catarrinos que tengan a bien dedicarme unos minutos de atención.
Héte aquí que, estando un día oyendo la radio me encontré a mi misma prestando atención a una conversación que iba como sigue: "Hola, bonita, ¿cuál es tu signo del zodiaco?-Aries, Iris, soy Aries. ¿Y qué quieres saber bonita?-Pues...me gustaría saber un poco de todo de cómo ves mi futuro. Huy, no puedo, bonita, que estamos en la radio y solamente da tiempo a una pregunta.-Bueno, pues entonces...mírame el amor".Se percibió a Iris entonces tirando las cartas del tarot y la respuesta fué la siguiente:" Aries, bonita, tú estás casada, ¿no?.-No Iris no estoy casada, por eso precisamente te preguntaba, más que nada para que me digas si me ves alguien al lado. Aries...pues, las cartas me dicen que este año, después de octubre vas a encontrar un hombre que solamente te va a entretener y no va a darte más que disgustos, de manera bonita, que yo de ti me alejaría, me parece que no te conviene nada de nada...pero, espera, espera, que es que en las cartas veo algo...pero...no, no te lo puedo decir por la radio. Mira, Aries, cariño, mejor vienes a mi consulta, pide hora ahora mismo que esto que veo en las cartas es muy serio y conviene que lo veamos en persona.-Iris, no me asustes...¿qué es eso que ves?.-Te digo, bonita, no te lo puedo decir por la radio, mejor vienes a mi consulta directamente, me parece que veo algo tremendamente negativo en tu vida y no va a quedar más remedio que actuar con absoluta diligencia para borrar esas negatividad de tu vida.-Pero, Iris, dijo Aries ya francamente asustada, ¿qué hago mientras acudo a tu consulta?.-Pues...mira, es imprescindible que vengas, pero mientras tanto, colócate un plato con agua encima de la cabeza, le echas unas gotas de aceite y si las gotas se abren es que te han hecho algún yuyu.-Aceite de oliva, supongo, ¿no, Iris?.- Bueno, bonita...casi mejor que fuera aceite de cardamomo mariano que lo vendemos en mi tienda aledaña a mi consulta, o sea, preferible que lo compres cuando vengas a pedir hora, conviene que sea lo antes posible, claro.-Bueno, bueno, iré todo lo deprisa que pueda, no lo dudes, dijo ya casi entre sollozos la inquieta Aries."
Yo me quedé estupefacta ante la conversación en cuestión. Qué poder, qué intuición, qué sabiduría sin límites. Era totalmente preciso que yo conociera a Iris en persona y que ella me ayudara a llevar las riendas de mi vida y de mi porvenir e incluso me previniera de los avatares que me reservara el destino. Decidí por lo tanto llamar al número que había proporcionado Iris para solicitar consulta privada y me dieron cita para el día siguiente, me informaron al hacerlo que gozaba de una gran suerte, ya que se había anulado una visita para esa hora ya que estaban dando citas hasta con seis meses de espera.
Al día siguiente, a la hora convenida, allí estaba una servidora, he de confesar que algo nerviosa pero eso si, esperanzada.
La tienda estaba en pleno centro de la ciudad, en un sitio privilegiado. Vendían toda clase de artículos destinados al esoterismo, la quiromancia, el tarot y toda clase de ciencias ocultas. Tenían además una sección dedicada a los alimentos biológicos de todo tipo y procedencia, amén de un apartado para el feng shui en la decoración del hogar y otro de animales totémicos disecados que era una auténtica joya zoológica. Me sorprendió gratamente descubrir que había una sección de artículos de limpieza esotérica con friegasuelos hechos a partir de resinas del Amazonas, plantas curativas aplicadas a los lavavajillas, sahumerios procedentes del Africa subsahariana, estropajos de auténtica fibra de ombú, bayetas hechas con lienzos procedentes de la túnica del Papa Clemente del Palmar y cientos y cientos de objetos de innegable utilidad.
El despacho de Iris estaba en un cuarto aledaño a la tienda, que se llama, no se me olvide decíroslo, La alegría del ser vivo. Una dependienta de la tienda, que, además es la encargada de llevar los asuntos de la cosa de las citas previas, muy mona ella, con el pelo teñido en un precioso color bermellón, botas blancas altas, falda de esas que llamamos de "pingos", aretes de plástico azul celeste, sombra de ojos verde esmeralda, labios haciendo juego con el color de uñas negro y chicle en la boca me dijo: Pasa, bonita, pasa, que te está esperando Iris, por cierto, antes de pasar...son cien euros, si no te importa me lo pagas ya, ¿no?. Yo pensé que probablemente la chiquita aquella tan cariñosa y tan fina quería ir haciéndome el recibo mientras yo estaba consultando dentro con la vidente y pagué religiosamente los cien euros, los mismos que ella procedió a doblar en dos y meterse en el escote, claro, como hay tantísimo robo ahora en las tiendas...nada mejor que buscar un lugar seguro para tener el dinero.
Iris me esperaba con una sonrisa que denotaba su bonhomía. Nos dimos la mano, me saludó, me invitó a sentarme y me dijo de buenas a primeras: Se te nota a la legua que eres Acuario, bonita. Como una es muy educada por su casa yo no quise llevarle la contraria y asentí con una sonrisa mema en los labios, no es que a mi me molestase lo más mínimo ser Acuario, pero es que una nació en Agosto y para mi que no coincidían mucho las fechas astrológicas. Pasé por alto tan nimio detalle y le dije que sobre todo lo que quería era verme libre de la ansiedad, el estrés, la inquietud, el insomnio, las migrañas y un molesto callo en el dedo meñique del pie izquierdo. Ella, había intuido todo eso y más y así me lo dijo, claro, como era vidente...qué tonta, si lo llego a saber ni la hubiese molestado detallándole mis males, es más, no solamente había intuido eso sino que también había percibido una gastritis crónica, que yo no había reparado en que padecía, es que una es muy despistada, claro, y una tendencia a la ludopatía que tampoco había sido detectada por una servidora que no ha jugado ni al guá de pequeña, pero, que, con toda seguridad estaba esperando agazapada en mi ser interior para salir a la luz y convertirme en un monstruo de los casinos.
En un momento determinado, Iris sacó un péndulo precioso del cajón de su escritorio y me lo puso encima de la cabeza mientras me pedía que guardara silencio y me estuviera quieta. Yo, naturalmente accedí de inmediato quedándome como si me hubieran inyectado escayola en vena y el péndulo comenzó a girar encima de mi persona y ella iba haciendo soniditos con la lengua tipo: tch, tch, tch, que me sobresaltaron bastante. Su cara comenzó a dar visos de gran preocupación, la mia, logicamente también, ella me miró, yo la miré, nos miramos y entonces fué cuando me dejó caer la bomba. "Bonita, te han hecho un mal de ojo", me espetó. Ya lo sabía yo, claro, bueno, ya lo sabía yo...si mi cuñada no podía hacer nada bueno en la vida, si era de esperar, la muy...la muy Anticristo...si tal y como era de malísima lo raro es que yo no hubiera sufrido todavía más avatares en mi existencia, si lo de la lavadora estropeada iba a ser eso, si lo del pescado que me olvidé de meter en el congelador también, y lo de la batería del coche, claro, y lo del recibo de la luz de este mes, no cabía duda, incluso lo de que yo había engordado desde antes de Navidad hasta la fecha 5 kilos de más, claro, qué iba a ser...la Anticristo, seguro.
Presa del pánico y habiéndole detallado mis cuitas, mis problemas, mis frustraciones le dije: "Iris, una solución, quiero". Ella, mirándome profundamente a los ojos contestó: "Para eso estamos, bonita, pero...no va a ser fácil, es cosa de mucha constancia y además no te va a salir barato. Necesitamos para deshacer el yuyu materias de importación que además son escasísimas pero si estás dispuseta a hacer el esfuerzo yo me pongo a tu disposición con todas las fuerzas de mi ciencia y de este don que me ha sido concedido". Naturalmente yo accedí a todo y me puse en sus sabias manos. Se le notaba a la legua que tenía "algo especial", ella se había convertido en mi tabla de salvación, en mi esperanza, no todo estaba perdido, hasta era posible, pensé en un resquicio de luz mental que me desapareciera un molesto lunar que tenía en el muslo y que me afeaba muchísimo cuando me pongo el bañador en Gandía en verano.
No entro en detalles exaustivos acerca de cómo elaboró Iris la estrategia terapeútica que convenía a mi caso, solamente os diré que lo fundamental fué salir con dos talismanes, uno de cuarzo rosa que debía llevar pegado a la piel del cuerpo las veinteycuatro horas del día, otro la bolsita que contenía las cenizas de un chamán indio del siglo XVIII, unas hierbas medicinales de las cuales tenía que tomarme dos litros diarios en infusión hecha en cuarto creciente lunar, unas uvas de la suerte de cristal de roca preciosas para colocar en el recibidor de mi humilde mansión, una planta de romero especialemente traida de las cumbres del Himalaya y que tenía propiedades que no tiene ni mucho menos el romero hispano, dos velas blancas de cera de abeja peruana, dos velas verdes de cera de abeja uruguaya, dos velas rojas de cera de abeja de la Isla de Pascua, un trozo de neumático de rueda de aterrizaje de avión sacado del mismísmo triángulo de las Bermudas, un talismán chino en forma de tortuga que otorga una larga vida, un abanico de sándalo hindú con el que espantaría los malos efluvios y que debía usar cada día en el wáter a la hora de la evacuación intestinal, que se ve es un momento especialmente débil en el que se introducen en nuestro entorno perniciosas influencias negativas, un san Pancracio con el dedo tieso para el despacho de mi marido, para aquello de fomentar el aumento de ingresos económicos, el perejil para dar de comer a san Pancracio, que, naturalmente era de cultivo biológico y nada menos procedente de Haití, carísimo, claro, pero perejil de santo, me dijo, una piedra lunar rarísima que si no se sabía lo que era parecía talmente una piedra vulgar y corriente y que debía introducir en mi boca después de las principales comidas del día, sin tragármela y mantenerla allí dentro durante una hora al comienzo de la digestión y que haría que desapareciera la gastritis crónica que me había sido diagnosticada por aquella sabia mujer y de la cual yo estaba en completa e irresponsable ignorancia, además me vendieron un carrito de la compra monísimo con el signo de Acuario estampado para transportar todos los artículos antes detallados y algunos más que aproveché para comprar con el fín de "limpiar" de malos espíritus mi hogar.
Me queda mucho trabajo por delante ya que como me dijo Iris: "Lo más importante para todo esto es la fé en mi y la constancia en los rituales que te he mandado hacer", de manera que aquí me teneis ocupadísima, metiéndome a san Pancracio en la boca después del desayuno, añadiendo romero a mis cafés, haciendo pediluvios de agua serenada a la luna llena, poniéndome un cuarzo rosado entre los dedos índice y pulgar del pie derecho mientras rezo una oración ritual llena de contenido que dice: Cantito, cantito, quítame el callito.
Iris me ha dicho que vuelva dentro de quince días, que entonces habrá hecho nuevos rituales para librarme de mi mala estrella y que traiga la tarjeta de crédito no vaya a ser que no me llegue con lo del monedero, por lo visto me ha de proveer de sustancias de gran calidad y manifiesta eficacia en estas lides de buscar la paz interior y la felicidad completa.
Os iré contando la evolución de todos mis desvelos y os saludo como siempre, vuestra afectísima, vuestra segura servidora. Que seais buenos y temerosos de Dios.

5 comentarios

Trhyss -

Voy a galope ultimamente, sin tiempo para nada, pero gracias por las risas y sobre todo por las sonrisas al leerte, un beso

Gatopardo -

Bueno, en lo ue no acertó es en lo de que me gustan los niños: soy vegetariana de toda la vida.

Gatopardo -

A veces aciertan: de mí dijo la carta astral que soy dulce, sumisa, el hepítome de la feminidad y que sufriré mucho por mi gran sensibilidad.

Oz creyente -

A mí una vez, un entendido en astrología me hizo el horóscopo, con mis ascendientes y esas cosas, y con círculos y rayas, no te creas. Lo estudió muy concienzudamente... y no dio ni una. Vamos, parecía mentira que trabajase conmigo el muchacho ese; si hasta mi peluquero sabía más de mí que el del horóscopo...

Tautina -

Y del novio que se sabe? Desde luego... lo único que me corta la risa de golpe es pensar en la pobre gente que existe, que sí se lo cree a pies juntillas y le pagan el chalé a la adivinadora de turno fregando escaleras.